Un estudio elaborado por el banco online N26 junto a la doctora y catedrática de psicología económica Mira Fauth-Bühler identifica aquellas costumbres que los clientes pueden aplicar para mejorar sus finanzas.
Ahora que llegan las vacaciones, muchas personas se aprietan el cinturón para tratar de ahorrar un dinero cada mes y poder invertirlo en los próximos viajes. Quienes tienen la costumbre de reservar cierta parte de dinero de forma habitual, suelen aplicar toda clase de trucos, pero no siempre resulta una tarea sencilla.
Según los expertos, un método muy eficaz es separar un 20% de los ingresos cada mes para poder tener un colchón económico suficiente en caso de emergencia. Pero dar este paso de primeras puede resultar complicado, por eso hay quienes recomiendan aumentar este porcentaje poco a poco. Es decir, comenzar con 1% y seguir incrementándolo mes a mes en los próximos años hasta llegar al recomendado.
Asimismo, llevar buenos hábitos de compra y evitar ciertos riesgos puede mejorar la relación que tienen los usuarios con su dinero. Desde la banca online N26 han elaborado un informe junto a la neurocientífica y catedrática de psicología económica y neuroeconomía de la Universidad FOM de Stuttgart, Mira Fauth-Bühler, donde se identifican aquellas costumbres positivas para nuestros bolsillos.
1. Identificar patrones
Una de las claves es evitar realizar compras cuando estamos estresados o de mal humor, ya que esto puede incrementar la adquisición de productos que realmente no necesitamos y de las que luego nos podremos arrepentir. «El malestar emocional provoca que la región de control del cerebro humano se desconecte. Esto resulta problemático dado que esta zona es la responsable de gestionar los objetivos a largo plazo, retrasar la gratificación y resistir los impulsos y tentaciones», señala la experta. Por eso, el paso crucial en estos casos para realizar gastos conscientes es identificar los patrones de consumo o las situaciones que nos incitan a obtener cosas sin necesidad.
2. Evitar autopresionarse
En muchos casos, las personas que desean ahorrar se presionan excesivamente para lograrlo. Fauth-Bühler recuerda que el «el cerebro humano está programado para buscar gratificaciones instantáneas y rechaza la espera o las recompensas a largo plazo. Por ello, gastar resulta mucho más fácil que ahorrar o invertir». Por ello, evitar ponerse más presión de la necesaria debe ser una prioridad. Si definimos objetivos a largo plazo y utilizamos las herramientas que ofrece el banco para crear espacios o subcuentas podremos conseguir desviar ciertas cantidades cada mes sin demasiado esfuerzo.
3. Marcar objetivos reales
Asimismo, otro punto esencial es que nuestros hábitos de gestión del dinero sea realistas, es decir, que tratemos de fijar objetivos factibles dependiendo de nuestro nivel económico. Si no ganamos suficiente dinero al mes como para ahorrar cantidades muy grandes, nos frustraremos. «Dividir los objetivos de ahorro en hitos más pequeños y formularlos de la forma más específica posible puede ayudar», explican los expertos.