La inversión en petróleo, gas y carbón roza el billón a pesar del Acuerdo de París

Nuevo jarro de agua fría desde la Agencia Internacional de la Energía (IAE) a la ruta de la descarbonización acordado en el Acuerdo de París. De acuerdo con el informe presentado la mañana del jueves por la agencia, la inversión en combustibles fósiles rozará este año los 950.000 millones de dólares, lo que es el doble de lo que debería para ajustarse al ritmo óptimo para lograr los objetivos en materia de reducción de emisiones.

En su informe anual sobre las inversiones en energía que ha dado a conocer la mañana del jueves, la AIE subraya que el volumen de dinero absorbido por el carbón, que fue de 135.000 millones de dólares en 2022, va a seguir aumentando este año hasta los 150.000 millones. La agencia calcula que, a este ritmo, para 2023 -año el que se ha fijado una meta volante para el ejercicio-, la inversión será seis veces superior a lo esperable para contener el calentamiento global en 1,5 grados centígrados.

Un 90% de estas inversiones se está produciendo en la región de Asia-Pacífico y, en particular, en China e India, que tienen planes para incrementar su producción y abrir nuevas minas. El gas y el petróleo también destinarán más capital este año para crecer en producción, en concreto medio billón de dólares, un 7% más que en 2022, solo para la producción, lo que le coloca en niveles de 2019.

La AIE calcula que los 300.000 restantes se destinarán a instalaciones de refino de crudo, de gas licuado y a distribución de productos petrolíferos y gas. No obstante, la agencia cree que la cifra podría incluso haber sido más alta, tras los beneficios históricos logrados por el sector el año pasado, coincidiendo con el alza de precios ligada a la guerra en Ucrania. Las perspectivas sobre una menor demanda futura habrían sido las que habrían forzado a las empresas a ser menos activas y a buscar otras vías para repartir sus beneficios, como los dividendos. En particular los de las grandes compañías petroleras occidentales, que han optado por repartir más de la mitad de sus ganancias vía retribución; una cifra más elevada que los dos tercios que dedicaban a la inversión en el periodo 2010-2019.

Las únicas compañías petroleras o gasísticas que están invirtiendo más que en el período precovid son los grupos estatales de Oriente Medio, lo que estaría alineado con los esfuerzos de los activistas para que moderen las inversiones y con los planes de descarbonización del sector. Una de las últimas que acaba de refrendarlo ante sus accionista ha sido Shell.

En cualquier caso, en términos generales, la industria del petróleo y del gas sigue sin apostar  por las fuentes de energía de bajas emisiones, que van a representar este año menos del 5% de sus inversiones, según el informe de la Agencia Internacional de la Energía.